El grito de un inocente

Abstract

El 19 de febrero del 2013, en la ciudad de Quito desapareció la señorita Karina del P., luego de unos días fue encontrado su cuerpo en un terreno baldío en el sector de Llano Chico gracias al rastreo satelital del carro de uno de los amigos con quien se la miró por última vez; el cadáver presentaba vestigios de haber sido brutalmente asesinada. Se inició una campaña de descrédito, ataque en redes sociales, medios de comunicación, en contra de los involucrados; y, especialmente de David Piña, pues él, -a decir de Roxin- se había vestido de delincuente; es decir, se ajustaba al estereotipo de un asesino, por ser un campeón en artes marciales mixtas, ser introvertido, tener tatuajes y vestirse como un pandillero-rapero1.La sociedad enardecida, exigía justicia y que se declare la culpabilidad por el asesinato cometido por David Piña, aún sin importar que únicamente constaba como prueba en contra, la versión cambiada por tres ocasiones por uno de los coprocesados que lo señalaba como autor del ilícito; además de la deficiente y vergonzante acusación fiscal que representa el poder punitivo estatal. David fue declarado culpable en calidad de autor material por el delito de asesinato en contra de Karina del P. y le impusieron una pena de veinte y cinco años de reclusión mayor especial. También contaré la agresión sexual que vivió David dentro del Centro de Rehabilitación Social de Latacunga, la cual dejó marcado huellas de por vida, que incluso lo llevó a querer quitarse la vida. Por otro lado, expondré las consecuencias físicas y psicológicas de las personas privadas de libertad, haré mención de las secuelas que tienen los aprisionados, así como: consecuencias somáticas: problemas sensoriales (visión, audición, gusto, olfato), alteraciones de la imagen personal, entre otras Bienvenidos, a esta, historia de vida…